Cuando Carmen le confiesa a su hijastro Oliver que ella y su padre tienen problemas para concebir un bebé, él decide ser su donante de esperma. Feliz de ayudar, Oliver lleva la copa a la habitación para dar la muestra, pero simplemente no puede correrse. Carmen irrumpe y se ofrece a ayudarlo dejándolo jugar con sus grandes tetas y golpear su coño para que pueda crear una muestra cremosa para llenar la taza.