Anna se despierta con una torcedura en la espalda, por lo que su madre la envía a ver a su padrastro Ryan a su salón de masajes Kinky Spa. Cuando ella llega dos horas tarde, Ryan no está contento, él no quiere darle un masaje ya que se folló a sus dos últimos padrastros, pero la chica que iba a hacerlo se fue por el día. Anna le ruega por el masaje y jura que eso es todo lo que quiere, pero eso cambia rápidamente una vez que sus manos están sobre ella y no puede evitarlo. Cuando una chica así te ofrece su cuerpo, lo tomas como lo hace Ryan, dándole todo lo que puede hasta que revienta todo ese apretado coño afeitado.