Necesitaba una criada que viniera y limpiara la casa, pero tenía en mente algo más que solo su limpieza. Le ofrecí algo de dinero extra para que limpiara sin su blusa ni sus pantalones cortos. Al principio, ella estaba en contra de la idea, pero con un poco de convicción lo descartó. Continuó limpiando y después de unos momentos le ofrecí más dinero para hacerlo todo desnudo. Una vez más, no estaba contenta con la idea, pero la cantidad de dinero que le ofrecían la hizo aceptar. Luego me reclino y tomo mi polla para que ella la vea. Le ofrezco aún más dinero y a partir de ahí se produce una sesión salvaje de golpes.