Shay siente una gran atracción sexual por su hijastro Billy, lo que la hace comportarse de manera manipuladora con él. Ella también lo mira furtivamente en la ducha y cuando se masturba en su habitación, lo que hace que su relación sea súper incómoda y agresiva. Su terapeuta, la Dra. Richelle Ryan, siente la tensión sexual entre ellos e intenta un par de ejercicios lujuriosos para que puedan liberarlo todo. Lo que comenzó como una conversación dura se convierte en una sesión de sexo apasionante entre la terapeuta y sus pacientes que les da una perspectiva de su relación.