Su hijastro se la coge en la misma cama en la que su marido está profundamente dormido. La familia está de viaje. Sin poder llegar a su destino antes del anochecer, ellos tienen que pernoctar en un motel en el que solo hay una habitación disponible con una sola cama. Padre, madrastra e hijo tienen que compartirla. Ellos son buenos religiosos y encomiendan sus almas al Señor antes de dormir. Pero tan pronto como el padre se duerme, el joven muchacho y su madrastra caen presas de la lujuria.