Cuando conocimos a Anty hace algunos meses supimos desde el primer momento que nos encontrábamos delante de un diamante en bruto: Esa manera de moverse, de seducirnos, ese cuerpazo chileno, y sobre todo, esa falta de vergüenza con la que nos terminó de ganar, al enseñarnos las tetas y merendarse el rabo de Potro en mitad de la vía pública. Desde ese pedazo de estreno, las cosas solo podían ir hacia arriba, y hacia arriba fueron: porque desde entonces la hemos visto taladrada analmente por el gigantesco rabo negro de Jesús Reyes. ¿Cómo, os preguntaréis, podemos superarnos? Pues… ¿Y si vemos a Anty en SU PRIMER TRÍO? Sí, amigos, pero un simple trío con dos chicos normales sería eso, demasiado simple.